Subsecretaría de Defensa

Subsecretario de Defensa realiza exposición con ocasión de la Inauguración del año académico de la ANEPE

El señor Ministro de Defensa Nacional, don Alberto Espina Otero inauguró el martes 24 de abril el año académico 2018 de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE)

La actividad conto además con la asistencia del señor Presidente del Tribunal Constitucional, don Iván Aróstica; del señor Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Julio Leiva; del señor Director General de la Policía de Investigaciones, don Héctor Espinosa; el señor Jefe del Estado Mayor Conjunto, GAV Arturo Merino, la señora Ministra del Tribunal Constitucional, doña Marisol Peña; el señor subsecretario de Relaciones Exteriores, don Alfonso Silva,  el señor Subsecretario de Defensa, don Cristián de la Maza, el señor Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, GAV Lorenzo Villalón, junto a generales y almirantes de las Fuerzas Armadas y de Carabineros  de Chile, académicos, alumnos e invitados especiales.

Durante su intervención el Ministro de Defensa agradeció la oportunidad de compartir con los alumnos, académicos e invitados a la ceremonia, asimismo, felicitó a la ANEPE por su labor académica, trabajo que es reflejado en el número de programas donde participan civiles y militares tanto nacionales como de países amigos.

En cuanto a esta Academia, comentó “en primer lugar quiero señalar que la ANEPE es una institución fundamental para el futuro de nuestra patria, y la decisión de este gobierno es potenciarla, porque es aquí donde hay que estar a la vanguardia de los cambios que el país requiere para avanzar en la política de defensa nacional y el rol que deben cumplir las Fuerzas Armadas”.

Continuando con la ceremonia el Subsecretario de Defensa, Cristián de la Maza realizó la exposición respecto de la mirada hacia el futuro de la Defensa Nacional, donde destacó que “hoy debemos entender que en los conceptos seguridad y defensa no existen límites definidos, en particular se deben analizar la evolución de realidades tales como el crimen organizado transnacional, el narcotráfico, el terrorismo, la migración ilegal, el aislamiento geográfico o la ocurrencia altamente probable de emergencias derivadas de desastres naturales o antrópicos. Entre los desafíos emergentes destacó la irrupción del uso malicioso del ciberespacio por agentes privados o estatales que amenazan el logro que trae aparejada la sociedad de la información para el desarrollo de los pueblos”.

De la misma manera, enfatizó que este instituto ha sido un aporte relevante al país durante muchos años, que se ha reflejado en la generación y difusión de conocimiento, en la formación de líderes y en la integración civil militar.

Una vez concluida la actividad, el Director de la ANEPE agradeció a nombre de la Academia las palabras y la presencia del señor Ministro de Defensa y de las autoridades presentes. Asimismo, comprometió todas las capacidades de esta casa de estudios al servicio de materializar los objetivos del Estado de Chile.

Finalmente, el Director del instituto hizo entrega de un presente recordatorio al señor Ministro de Defensa Nacional don Alberto Espina Otero, concluyendo así la inauguración del año académico 2018.

DISCURSO COMPLETO DEL SUBSECRETARIO DE DEFENSA DON CRISTIAN DE LA MAZA RIQUELME

Agradezco en primer lugar al Señor Ministro de Defensa Nacional, el que me haya cedido el honor de compartir con ustedes unas reflexiones y orientaciones en este inicio de año académico.

Este Instituto ha sido un aporte relevante al país por muchos años. Un aporte que se ha reflejado en la generación y difusión de conocimiento, en la formación de líderes y en la integración civil militar.

En esta oportunidad he estimado conveniente no referirme en particular a las actividades y objetivos de la Academia, sino que más bien aproximarme al corazón de ella, cual es precisamente la generación de conocimiento.

Esta generación de conocimiento se da normalmente en forma de respuestas a las preguntas relativas a las distintas dimensiones asociadas a la seguridad y defensa.

Al respecto, podemos encontrar respuestas que pueden ser brillantes pero que tal vez responden a preguntas equivocadas.

De ahí que estimo de la mayor importancia el plantearse en primer lugar buenas preguntas y luego, con rigurosidad, libertad académica y originalidad, buscar las hipótesis que respondan la pregunta.

A través de ellas se generan las bases conceptuales y los insumos intelectuales necesarios para los tomadores de decisiones en políticas públicas de defensa, seguridad, relaciones exteriores, económicas y otras áreas que requieren de la comprensión del entorno de seguridad y defensa a nivel global.

Al respecto y sin pretender abarcar todo el campo de conocimientos, permítanme esbozar algunas interrogantes que pueden orientar la búsqueda de respuestas adecuadas.

Comienzo en primer lugar con la pregunta: ¿Cuál es el escenario actual y futuro en que nuestro país se desenvolverá?  ¿Cuáles son las oportunidades, riesgos amenazas sobre las cuales deberemos hacernos cargo como país?

La forma y los paradigmas en que hemos enfrentado este escenario tradicionalmente, ¿son los más adecuados actualmente o seguirán siendo válidos en el futuro?

Si aceptamos que Chile se ha embarcado en la globalización económica como la base para el progreso que nos conduzca al desarrollo humano integral, ¿cuál es la consecuencia de esta decisión en los otros estadios de la sociedad, cultura, identidad o relaciones vecinales?

Derivado de lo anterior, ¿qué significa hoy y cual será en el futuro el entendimiento del concepto de soberanía, nación, integridad territorial y libre determinación de los pueblos?

Las fronteras físicas que han sido entendidas tradicionalmente como límites en soberanía, ¿en qué medida evolucionan también como espacios de interacción o integración vecinal?

Si aceptamos las ventajas para Chile de estar integrado en el mundo, ¿cuál es nuestra valoración o entendimiento respecto a la estabilidad y seguridad en todo el planeta y no solo en nuestro entorno vecinal? Y si asumimos que lo que suceda en otras partes alejadas si nos importa y nos afecta, ¿cómo, ¿cuándo y cuánto estamos dispuestos a aportar al esfuerzo internacional para mantener la paz y estabilidad mundial?

Si creemos que el Pacífico, el Asia y el Indico son particularmente relevantes para nuestro progreso, ¿entendemos los paradigmas y la visión que los países de esas regiones tienen acerca del mundo?

Porque estamos acostumbrados por formación e historia, a utilizar la gran producción intelectual y estructura de valores de Occidente, pero ello no debe limitarnos a la búsqueda de las respuestas que se producen en ese otro mundo con el cual estamos interactuando y del cual dependemos vitalmente.

Asimismo, nuestros referentes intelectuales normalmente generan respuestas basadas en su realidad geopolítica y en su forma de entender la sociedad. Sin embargo, es conveniente cuestionarse qué tan válidas serán esas respuestas para un país como Chile, en la periferia de los conflictos globales, sin la magnitud de los problemas derivados del choque de civilizaciones, extremismos religiosos, disputas de poder global y sin la densidad demográfica ni la potencia económica para modelar el entorno mundial.

Nuestro país posee una historia particular y debemos considerar que, tal como lo expresa un distinguido profesor de esta academia: “la historia es uno de los factores más permanentes y decisivos que condicionan los procesos decisionales de la política de defensa y de las relaciones de seguridad de los Estados”.

Chile también posee una realidad geopolítica distintiva en la región, con una estatura política estratégica que le permite influir para modelar la estabilidad y seguridad vecinal. A lo anterior se suma la constatación de que formamos parte de una sociedad en evolución, que requiere ser comprendida en sus complejidades, y sobre ese entendimiento generar las ideas que orienten el actuar de sus líderes.

Y esta Academia debe generar esas ideas, en un proceso que no debe restringirse al mundo de las FF.AA., sino necesariamente debe ser el resultado de una interacción con el resto de la sociedad.

Ese fue precisamente el origen de la formación en 1939, del Curso de Altos Estudios Militares, y su evolución hacia la Academia de Defensa Nacional en 1947, precursora de nuestra actual academia.

Hoy debemos entender que en los conceptos Seguridad y Defensa no existen límites definidos: en particular, debemos analizar la evolución de realidades tales como el crimen organizado trasnacional, el narcotráfico, terrorismo, inmigración ilegal, el aislamiento geográfico o la ocurrencia altamente probable de emergencias derivadas de desastres naturales o antrópicos.

Y entre los desafíos emergentes destaco la irrupción del uso malicioso del ciberespacio por agentes privados o estatales, que amenazan el logro de los inmensos beneficios que trae aparejada la sociedad de la información y la transformación digital para el desarrollo de los pueblos.

Si así lo entendemos entonces deberemos plantearnos propuestas acerca del rol, la interacción y la sinergia a lograr entre el sector defensa con sus FF.AA. y las instituciones responsables de la seguridad pública y las Relaciones internacionales.

Si también entendemos que para el desarrollo integral se requiere dar garantía de paz y estabilidad, incluso ante la posibilidad de una amenaza o el empleo coercitivo de la fuerza por otros estados, ¿cuál debiese ser la postura de nuestro país en cuanto a la capacidad de su fuerza militar y a la forma de empleo?

La estrecha coordinación entre Cancillería y Defensa para orientar la cooperación internacional y las medidas de confianza mutua son parte de la aproximación a la seguridad exterior, combinadas con una política de disuasión.

Y convencionalmente hemos considerado la disuasión militar en dos vertientes, disuasión por negación o disuasión por amenaza de respuesta. Ambas requieren del desarrollo de una estructura de fuerza creíble y efectiva, con una capacidad de conducción desde el más alto nivel político, cuyo desarrollo en el tiempo compite en recursos con múltiples necesidades y demandas sociales.

En efecto, estas demandas son una expresión más tangible e inmediata en la aspiración por un desarrollo humano integral, lo que hace más complejo la decisión de las autoridades políticas que deben procurar una política de Estado de largo plazo en que la Defensa es un pilar que da estabilidad y seguridad al progreso a que se aspira.

En este permanente dilema reflejado en la expresión “guns versus butter”, esta academia puede plantear respuestas acerca de la relación seguridad y desarrollo, derivando luego en los temas de financiamiento, estructura de fuerzas y, en especial, la conducción superior de la Defensa.

Desde mitad del siglo XX, en Occidente se comenzó a formalizar la escuela de pensamiento que entendía la conducción de conflictos desde una perspectiva superior y más allá del sólo empleo de las fuerzas en forma directa contra otras fuerzas o el territorio. Es así que en su libro “Introducción a la estrategia” el general francés Beaufre propone una estrategia total, en forma similar a lo que hoy se denomina Gran estrategia o estrategia nacional.

Efectivamente, esta conducción debe articular los denominados “instrumentos del poder nacional” sean estos diplomáticos, militares, económicos, internos y, surgiendo con gran fuerza, el instrumento denominado “informacional”.

En la actual sociedad de la información y entendiendo el conflicto como una dialéctica de voluntades, este último instrumento debe ponderarse en su real magnitud. El solo leer las noticias de los últimos meses respecto a las acciones externas destinadas a influir directamente en otros Estados mediante el denominado “soft power”, es un elemento a tomar en cuenta por los analistas;

sin ir más lejos, este concepto de poder blando ha sido definido por el actual presidente de Rusia Vladimir Putin como “un conjunto de herramientas y métodos para alcanzar objetivos de política exterior mediante el uso de la información y otras formas de influencia, sin el uso de armas”.

En esa línea también se reconoce los conceptos de poder duro, poder punzante y poder inteligente o smart power, que busca el balance entre ellos y que se acerca al concepto tradicional del uso articulado de los diferentes instrumentos del poder nacional en la consecución de objetivos.

Este nivel de conducción en nuestro país es responsabilidad del Presidente de la República, y su conceptualización, articulación y planificación debe ser propuesta y actualizadas por el Ministro de Defensa, para lo cual indudablemente se requiere el concurso de esta Academia.

Siguiendo los lineamientos de la conducción política, la conducción del instrumento militar, en forma articulada con los otros instrumentos de poder, es en nuestro caso una responsabilidad directa del Ministro de Defensa quien no sólo dispone los objetivos estratégicos a lograr con las operaciones militares o “hard power”, sino que debe ser capaz de establecer las limitaciones o condiciones de contorno para el empleo del poder “quinético”, manejar las reglas de enfrentamiento y modificar objetivos estratégicos parciales si las condiciones lo ameritan, además de utilizar todas las capacidades de la Defensa no directamente involucradas en las operaciones quinéticas, sino también utilizando los conceptos de “smart power”.

Asimismo, en el nivel operacional, debemos considerar los conceptos y aplicación del denominado “arte operacional” surgido del ejército soviético y adoptado por los Estados Unidos de Norteamérica.

Al respecto se hace necesario entender el problema de identificar el tipo de conflicto a enfrentar con el uso de fuerzas militares, en donde la operación conjunta no es suficiente si es que no integra a lo interagencial bajo un esquema de conducción centralizada.

Es necesario entonces comprender correctamente todas las dimensiones del manejo de un conflicto moderno y cómo optimizar la conducción de los instrumentos del poder nacional en sus diferentes niveles.

A veces descansamos en que la solución respecto a la conducción está en aplicar planes largamente estudiados y con antelación a posibles escenarios o hipótesis. Y aquí cabe preguntarse si el General y luego Presidente Eisenhower tenía razón cuando, en base a su experiencia, expresaba que los planes son inútiles y que lo importante es el proceso de planificación.

Efectivamente, aunque pueda parecer una exageración, se debe reconocer la importancia del proceso que permite entender los posibles escenarios, opciones, capacidades y cursos de acción posibles, orientando también los procesos de alistamiento y entrenamiento.

Al respecto podemos afirmar que la conducción en situación real, en particular cuando se enfrenta a incertidumbres y/o a un adversario con voluntad e inteligencia, requiere mucho más que el cumplimiento de planes rígidos. Es preciso contar con una organización adecuada y líderes capaces, con una capacidad adaptativa, agilidad y flexibilidad sustentada en conocimientos y conceptos actualizados que los profesores de esta Academia pueden aportar.

Además del problema de la conducción política estratégica, cuando nos referimos al tema de la estructura de fuerzas estamos hablando también de la generación y sostenimiento de capacidades polivalentes para cumplir tareas agrupadas en diferentes áreas de misión de la Defensa.

Estas capacidades no se reducen sólo a los medios materiales, sino también en forma relevante a las personas que finalmente son las que materializan su empleo, actúan y toman las decisiones en terreno.

Si sabemos que la inversión en medios materiales requiere de años para lograr la capacidad esperada al concebir una inversión, el desarrollo del capital humano demora décadas en lograr arribar a las capacidades de actuar y liderar los procesos clave en las Instituciones.

Bajo ese concepto es necesario abordar cómo se configura la sociedad que nutrirá de hombres y mujeres a la Defensa, cuáles serán las diferencias y eventuales conflictos en paradigmas valóricos, en los conceptos tales como disciplina, lealtad, obediencia, trabajo en equipo, sentido de pertenencia, disposición al sacrificio o resiliencia. De qué manera los cambios en la sociedad afectarán a las actuales y futuras generaciones de personal de la defensa y su integración con el resto de la sociedad civil.

Al respecto cabe preguntarse si se debe actuar proactiva o reactivamente ante esta evolución de la sociedad: y en este punto recuerdo la posición de un antiguo profesor del Royal Naval College de Greenwich, quien advertía del peligro de utilizar a las FFAA para experimentos sociales que puedan afectar sus capacidades estratégicas, contrastado con las opiniones respecto a que ellas son instituciones que deben reflejar los cambios de la sociedad y más aún liderar las transformaciones.

Estas y otras materias a veces resultan incómodas o difíciles, sin que podamos pretender respuestas únicas, pero la Academia es precisamente el escenario en donde este tipo de preguntas deben ser abordadas en forma seria.

La generación de conocimiento de este instituto de educación superior perdería gran parte de su valor si no es difundida adecuadamente a los diferentes públicos objetivo.

Y en ese sentido es materia de satisfacción apreciar la multiplicidad de medios escritos y digitales en que se expone las ponencias, ensayos y opiniones de profesores y alumnos, a lo que se suma la gran cantidad de seminarios abiertos y las actividades con otros centros de estudios de chile y el extranjero.

Esta una tarea que, junto a la formación de posgrado de personas que aspiran a liderar sus instituciones en el futuro, representan el producto más preciado de la ANEPE.

Estimado Director, profesores, investigadores, alumnos y personal de apoyo de esta Academia: en esta oportunidad me permito aconsejarles que aprovechen estos verdaderos jardines de Academos, no en Atenas sino en la comuna de Providencia, como un espacio privilegiado de estudio, reflexión, formación e interacción con la sociedad;

Aprovechen en particular la riqueza del reloj detenido y el tiempo para pensar;

pero no se olviden que el producto de su trabajo debe servir de orientación para los pobres mortales que debemos diseñar, generar y poner en práctica las políticas públicas y que debemos conducir la Defensa en todos sus niveles, actuando con la presión del tiempo y las limitaciones y exigencias del mundo real.

Precisamente desde este lugar pueden salir profesionales con valiosa formación y los mejores insumos intelectuales, argumentos y criterios que consciente o inconscientemente nos permitan tomar las mejores decisiones.

Les insto a enfrentar con dedicación y con pasión estos desafíos, teniendo la seguridad de que su trabajo es valorado por las autoridades del Ministerio de Defensa, en un grado que será mayor en cuanto mejor sea la generación de buenas respuestas a preguntas correctas.

¡Muchas gracias!